La calma mental no llega sola
- Roger Alvarez
- 27 jun
- 2 Min. de lectura

En los últimos años se ha puesto de moda una idea: que meditar es simplemente sentarse y no hacer nada. Que basta con dejar la mente en paz, sin técnica, sin objeto, sin dirección. A eso muchos le llaman “meditar en blanco”.
Pero desde mi experiencia como practicante budista —y desde el sufrimiento, las adicciones y el deseo sincero de transformar mi vida— digo con claridad: eso no basta.
La calma mental no llega sola.
El budismo no enseña a desconectar, sino a despertar
Como estudiante y practicante del camino gradual (Lamrim), he aprendido que la mente no se calma sola. Hace falta entrenarla con precisión. Comprender el sufrimiento, la impermanencia, y dirigir la atención hacia lo que realmente nos despierta.
Sentarse sin dirección muchas veces sólo refuerza los patrones habituales.
Y eso no es meditación: es dispersión disfrazada.
La práctica auténtica es transformadora
Al inicio del camino, el propio Buda enseñó shiné (śamatha): la calma mental sobre un objeto. No como fin en sí mismo, sino como base para el lhaktong (vipassanā): la comprensión profunda.
Y esa comprensión solo surge cuando observamos la realidad con claridad, no cuando la mente vaga sin rumbo.
Meditar “en blanco” puede alimentar el autoengaño
Yo mismo he caído en eso: pensar que meditaba, cuando en realidad solo estaba atrapado en pensamientos con los ojos cerrados. Huyendo sutilmente.
Y si vienes del mundo de las adicciones, eso es muy peligroso: cualquier forma de desconexión puede ser una recaída disfrazada.
Volver a lo esencial: atención y compasión
Por eso siempre vuelvo a:
La respiración como ancla.
La observación del cuerpo como puerta a la presencia.
Las enseñanzas del Lamrim como guía.
La compasión como motor.
Solo así se desarrolla la auténtica calma mental, que no es ausencia de pensamientos, sino presencia lúcida y despierta.
En palabras del Buda:
“Igual que un carpintero pule un palo hasta que queda liso, el meditador trabaja su mente una y otra vez, hasta que se vuelve clara, firme y brillante como un espejo limpio.”
Así que…
Meditar no es desconectarse. Es conectarse con lo que hay.
Y eso sí transforma.
Y eso sí es el camino del Dharma.
Comentarios